18 de enero de 2010

Sindromicidio

Hace muchos años, cuando el tiempo no era tan importante, cuando no sabía lo que quería (ahora tampoco lo sé, pero igual como que hago que lo sé), cuando, como dicen los viejos, amarraban los perros con chorizo. En las noches de sábado nos sentábamos a jugar dominó, el gato (mozo de mis abuelos), mi abuelo y su esposa, que para los que todavía no lo saben, es mi abuela.

Tomando café con galletas de animalitos, escuchando las historias del gato y de su papá (don juan) sobre como veían al diablo y de cómo sorteaban peligros en los potreros. Escuchábamos la radio, el AM, esa frecuencia de amplitud modulada que dentro de no mucho los “jóvenes” dirán: “Que es AM?” pues como todos sabemos esta frecuencia ya desaparecerá para darle cabida a una nueva tecnología, pero eso no es a lo que venía.

Noches rancheras y los cuentos de la mano peluda acompañaban nuestras partidas de dominó, pero estos programas eran peculiares pero no extravagantes. Un programa que siempre me llamaba la atención era el de La Tremenda Corte, Para quienes no lo hayan escuchado, trata (o trataba) de una emisión de una hora, donde era un caso, en el que siempre (o casi siempre) estaban involucrados 3 personas, Rudecindo, un gachupín que tenia infinidad de negocios en cuba, Luz María Nananina, que era una cubana mulata pasada de años y que siempre se veía implicada en los negocios de Rudecindo y sí no era estafada, servía de testigo siempre y el mismo José Candelario 3 Patines, que era, por excelencia, el estafador y aunque no fuera el estafador, siempre salía pagando los platos rotos. Aunados a ellos, estaba el juez, un juez bastante achacoso y que siempre rimaba sus sentencias.

Que a que viene todo esto, se estarán preguntando, pues simple; Es una vil y simple analogía de las relaciones y de las mujeres (pero no se ofendan todavía, mujeres, pues al final me darán la razón y si no me la dan, pues no me la den).

Uno siempre cuenta del cómo le va en la feria, y pues si a alguno (como a muchos o muchas) le ha ido mal pues contara lo mal que le va (redundante, pero cierto).

En la tremenda corte, el culpable, acusado, satanizado y que tenía que pagar, aparte de sus buenos pesos, días en prisión, era 3 Patines. Y si lo analizamos desde un punto algo analítico, el no tenía la culpa, bien lo dice el dicho, la culpa no la tiene el indio sino el que se lo hace compadre (yo sé, es un dicho muy malinchista, pero aplica).

Cuando uno va, o quiere, iniciar una relación, o está en pos de querer algo con ese alguien “nuevo”, siempre hay señales, y digo SIEMPRE, porque siempre las hay. Pero por la necesidad de encajar el diente o de querer tener la mano sudada por alguien extraño, dejamos pasar estas señales. Le creemos una vez mas a 3 Patines, creemos que esta vez es diferente, que no es nada comparado con la última vez que nos estafaron.

Y al final, como dice bunbury, nos dan caña (chiste ingenioso) y queremos una audiencia pública en contra de la perpetradora (en caso de que sus gustos sean heterosexuales y usted sea mujer, puede leerlo en masculino, o puede leerlo de aquí: del perpetrador) y queremos culparle de todo lo mal que nos trató y de lo pésima persona que es y de cuantos pesos nos debe por haber estado ahí.

Yo se que van a decir muchos románticos que la culpa es de los dos, pero no, seamos un poco objetivos y veamos que no, si jamás nos hubiéramos acercado a esa persona, seriamos feliz en este punto. Si esta persona (hombre o mujer, depende sus gustos) les estuvo buscando, la culpa sigue siendo de ustedes, pues la forma más fácil de alejarse de una persona es rechazarla, sacarle la vuelta o en algunos casos más extraños, bloquearle.

Como yo soy muy ávido en eso de suponer lo que van a decir, pues ya se lo que van a estar pensando en este punto: “Pero yo he sido pisoteado varias veces y no es por la misma persona, todas son unas perras (ya sabe, puede cambiarle de género, o no, según sus gustos)”. Mal, pues véase en aquella bonita relación por la que pasó, véase con aquella persona, que aunque le partió el corazón no se arrepiente de nada de lo acontecido, pues al sacar un balance general, valió mas la pena lo que gozó que lo que sufrió. Ya? Ok, Esta persona en cuestión, le marco, le marco de por vida, pues todas las personas que uno conoce, siempre nos marcan, para bien o para mal. Tomamos como referencia las personas que conocemos para saber que somos o que no somos o que queremos o no queremos ser (ya se, faltan comas, pero ahí se las pueden imaginar).

Entonces, si cualquier persona nos puede marcar, imagínense ustedes (o imagínese, si es que está leyendo esto usted solo o sola) si la persona de la que dijeron que estaban enamorados y peor aun si compartieron babas y mas fluidos corpóreos, no los puede marcar? Entonces, una vez marcados, uno involuntariamente (diría que por instinto, pero ya dijimos que no llamaríamos a nadie perra) busca lo bueno que se la paso con aquella persona y buscamos y comparamos y volvemos a caer con alguien similar, o sea, lo mismo pero mas barato, y si viene en botarga mejor.

Entonces que hacer? Se estarán preguntando, hay que seguirla cagando, hay que seguir conociendo similares, hay que buscar a la persona perfecta, a nuestra soulmate, a la indicada, a la persona que nos complemente, buscar a la persona que cumpla con todos los poemas de Sabines, con todas las canciones y todos los libros que nos gusten. Al final de cuentas, lo mas divertido de esta vida es errar, solo así aprendemos. Nos saldrá caro, nos dolerá el proceso, despotricaremos en contra de aquellas que se lo merecen, si, pero y que? El programa de 3 patines duró muchos años y tuvo muchísimo éxito, y nunca cambiaron de protagonistas.

3 comentarios:

jess dijo...

Leí en otro blog que hay un libro que se titula "El amor dura tres años" o algo así.....

Yo... yo juraba que el amor era eterno... mientras dura.

Pero nunca con límite de tiempo. Eso sí no.
:)

Saludos Fhercho!

Señorita Morfina dijo...

Y esa es la historia de toda la vida, de muchas vidas... nadie está excento, ¿cierto?

Next ;)

[MnS] dijo...

Lo que más me gustó fue tu actitud, tu postura hacia lo que pasó. La mayoría estarían enojadísimos y mentando madres a diestra y siniestra.

Suerte.